Las Doce Tribus de Israel
Aspectos Bíblicos


El tema de las Tribus de Israel, que no está libre de ciertas complicaciones y contradicciones que en alguna medida analizaremos, lo veremos en esta nota también en relación con la Masonería.

Según la Biblia, Jacob tuvo doce hijos y una hija.



Con su esposa Lea tuvo seis hijos y la hija:
Génesis: 29, 32 "Y concibió Lea, y dió a luz un hijo, y llamó su nombre Rubén ...",
33 "Concibió otra vez ... llamó su nombre Simón",
34 "Y concibió otra vez ... llamó su nombre Leví",
35 "Concibió otra vez ... llamó su nombre Judá",
30, 17-18 "... y concibió, y dió a luz el quinto hijo a Jacob. ... por eso llamó su nombre Isajar",
19-20 "...concibió Lea otra vez, y dió a luz el sexto hijo a Jacob. ... por eso llamó su nombre Zebulún",
21 "Después dió a luz una hija, y llamó su nombre Dina".

Con su esposa Raquel tuvo dos hijos:
30, 22-24 "... y le concedió hijos. Y concibió ... llamó su nombre José ...",
35, 16-18 "... cuando dió a luz Raquel ... mas su padre lo llamó Benjamín".


Con la concubina Bilha, ofrecida por su esposa Raquel, tuvo dos:
30, 5-6 "Y concibió Bilha ... Por tanto llamó su nombre Dan",
7-8 "Concibió otra vez Bilha ... llamó su nombre Neftalí".


Con la concubina Zilpa, ofrecida por Lea tuvo también dos hijos:
30, 10-11 "Y Zilpa sierva de Lea dió a luz un hijo a Jacob ... y llamó su nombre Gad",
12-13 "Luego Zilpa ... dió a luz otro hijo a Jacob. ... y llamó su nombre Aser".


JACOB tuvo 12 hijos:
Con su esposa LEA:
Rubén Simón Leví Judá
Izajar Zebulón Dina
Con su esposa RAQUEL
José y Benjamín
Con la concubina Bilha:
Dan y Neftalí
Con la concubina Zilpa
Gad y Aser

Dos de sus hijos no constituyeron Tribu de Israel: Leví y José. El primero por ser designada su descendencia como guardianes y cuidadores del Templo y asistentes de los Cohanim o Sacerdotes:

Números: 3, 9 "Y darás a los Levitas a Aarón y a sus hijos; le son enteramente dados de entre los hijos de Israel.",
y, el segundo, por ser sustituído por sus hijos Efraín y Menasés:
Génesis: 48, 5 "Y ahora tus dos hijos Efraín y Menasés, que te nacieron en la tierra de Egipto,
antes que viniese a tí a la tierra de Egipto, mios son; como Rubén y Simón, serán mios.
"

Sin embargo, y a pesar que conocemos que es una realidad histórica que ni Leví ni José son considerados Tribus de Israel, pareciera que el versículo de Génesis 49, 28 contradice lo anterior: "Todos estos fueron las doce tribus de Israel ..." refiriéndose a lo mencionado en el mismo capítulo 1-27 donde menciona bendiciendo a todos sus doce hijos sin mencionar a sus nietos.

12 tribus de Israel
5 hijos de LEA
Rubén, Simón, Judá, Izajar, Zebulón
2 hijos de Bilha
Dan y Neftalí
2 hijos de Zilpa
Gad y Aser
1 hijo de RAQUEL y 2 nietos
Efraím y Menasés (nietos) y Benjamí

CANDELABRO DE 7 BRAZOS O MENORÁ

En la antigüedad, el Ner Tamid era la parte central de la menorá o candelabro de siete brazos que los hebreos colocaron en el Gran Templo de Jerusalem.
La menorá es uno de los símbolos más antiguos del judaísmo. Sus orígenes se remontan a los días del éxodo de Egipto cuando los judíos deambulaban por el desierto del Sinaí. De acuerdo al Antiguo Testamento, fue allí donde Moisés recibió el mandato divino de "...hacer un candelabro de oro puro, labrado a martillo... con seis brazos que saldrán de los dos lados de su tronco; tres brazos del candelabro de un lado de él, y tres brazos del otro lado... y tendrán en cada brazo tres copas en forma de flores de almendro, con una manzana y una flor... y serán siete sus lámparas". (Exodo 25:31-37).
Con el propósito de cumplir con este precepto, Moisés ordenó al orfebre Bezalel la construcción de una menorá que colocó en el Tabernáculo del desierto. Años después, cuando los judíos llegaron a la Ciudad Santa y edificaron el Primer Templo en 953 a.e.c., transportaron el candelabro original a su nuevo santuario. Cuenta la tradición que la lámpara se instaló en una mesa que simboliza las delicias del paraíso y la presencia divina. Diariamente, el sacerdote principal encendía la menorá con aceite puro de olivas para producir una llama más clara, cumpliendo así con el mandato bíblico: "Manda a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas con mortero, para el candelabro, a fin de hacer arder la lámpara de continuo". (Levítico 24:2).
Cuando Nabucodonosor destruyó el Templo en 587 a.e.c. todos los objetos sagrados desaparecieron. Setenta años más tarde, los judíos regresaron a Jerusalem a construir el Segundo Templo y colocaron en él una réplica de la menorá.

Arco di Tito a Roma

En 70 d.c. romanos, comandados por el general Tito, devastaron la ciudad y destruyeron el Templo, logrando capturar todos los objetos sagrados. La posesión de la menorá simbolizó la sumisión de los judíos a la supremacía romana y una reproducción de la captura del candelabro se realizó en bajo relieve en el Arco de la Victoria de Tito, para celebrar el triunfo de Roma.
A partir de este momento, la menorá se convirtió en un símbolo nacional judío que se utilizó como elemento artístico y religioso. Apareció en sinagogas, en lápidas, en mosaicos y sellos, con lo que eventualmente se universalizó su imagen.
Con el transcurso de los años, el candelabro de siete brazos se transformó en una de las principales representaciones del judaísmo. Actualmente, no sólo se continúa utilizando como elemento decorativo en las sinagogas, sino que constituye el emblema oficial del Estado de Israel, por lo que aparece en monedas, estampillas y sellos, reafirmando así la tradición y cultura milenarias del pueblo judío.
La menorá no es una representación puramente geométrica ya que conlleva simbolismos muy profundos. Es una imagen de la eterna supervivencia del pueblo judío, que al igual que el candelabro, ha persistido a lo largo de los siglos a pesar de los constantes ataques de sus adversarios.
Constituye, además, la reproducción de un elemento natural: el árbol de la vida, de cuyas ramas emana la energía para crear una nueva existencia.
Para los místicos, cada brazo del candelabro simboliza uno de los siete días de la creación, como representación del origen de la vida.
La luz que irradian las lámparas de la menorá cuando se encuentran encendidas, simboliza la presencia divina y con ella su perenne protección del hombre y la preservación de la paz y la esperanza. Es el resplandor que ilumina al mundo, guiando así al ser humano por el camino del bien.

LAMPARA PERPETUA O NER TAMID


"Honra Al Señor Con La Luz"
La luz ha constituido una constante dentro de la existencia judía a través de los siglos. Esta ha estado presente en todas las ceremonias y festividades hebreas y representa un elemento central de la liturgia judía. Además de buscar a través de ella la santificación de ciertas fechas sagradas, la luz encierra un significado propio que pone al judío en estrecho contacto con su identidad y su herencia tanto nacional como cultural.
En los tiempos talmúdicos, los judíos acostumbraban encender velas no para cumplir con preceptos religiosos, sino sólo con el propósito de iluminar sus hogares; posteriormente, de acuerdo con el versículo bíblico "... para los judíos había luz y regocijo, alegría y honra..." (Esther 8:16) esta tradición se convirtió en una actividad obligatoria en las ocasiones alegres y en los días festivos.
A lo largo de la historia, el encendido de velas ha sido obligación primaria más no exclusiva de la mujer, a quien se le otorga el privilegio de cumplir con este mandamiento a través del cual se crea un ambiente espiritual único, ya que el brillo de la luz elimina la ansiedad y la melancolía, y trae consigo la esperanza.
La tradición luminaria no se restringe exclusivamente al hogar. En todas las sinagogas se coloca una lámpara con aceite que permanece constantemente encendida. Se trata del Ner Tamid o lámpara perpetua que simboliza la promesa del Todopoderoso de preservar al pueblo de Israel. La flama de esta lámpara representa la presencia divina, la paz y la armonía.
La continua dedicación del judío a la preservación y el cumplimiento de la Torá y sus preceptos puede compararse con una luz que nunca se extingue... "Porque la Torá es una lámpara y la enseñanza es una luz, y las reprensiones de la corrección son los caminos de la vida" (Proverbios 6:23).
De hecho, el fuego es el único elemento de la naturaleza que da de si y que al mismo tiempo se encierra en constante regeneración.

SINAGOGA


Sinagoga (en griego, 'lugar de asamblea'; en hebreo bet knesset), en el judaísmo, casa o asamblea para la oración comunal, el estudio y el encuentro; institución central comunal. Los judíos de la Europa central y oriental llamaban a sus sinagogas shuls (judeoalemán --yiddish--, 'escuelas'); a veces los judíos reformistas usan la palabra templo.

La arquitectura de la sinagoga nunca ha reflejado un único modelo, pero los siguientes elementos son casi invariables y poseen gran importancia: el arca que acoge los rollos de escritura de la Torá (Cinco Libros de Moisés escritos en hebreo arcaico y en pergamino), la cual está siempre en la pared orientada hacia Jerusalén; el Ner Tamid ('llama perpetua'), luz siempre encendida ante el arca; la gran mesa en una plataforma elevada (bimah), donde se lee la Torá ante la congregación; un pequeño atril de lectura desde donde se preside y se anima el servicio y desde donde reza el rabino; también se distinguen los asientos para la congregación. Por tradición, los hombres y las mujeres se sientan en secciones separadas, pero las sinagogas conservadoras y las reformadas no observan esta costumbre. Un candelabro de siete brazos (menorah) es un signo habitual en el culto.

Orígenes
Los orígenes de la sinagoga como institución son oscuros. La muestra arqueológica más antigua es una inscripción egipcia del siglo III a.C. El vestigio más antiguo en Palestina es una inscripción griega del siglo I a.C. que exalta las enseñanzas de la sinagoga ("para la lectura de la Ley y la enseñanza de los mandamientos"). Las sinagogas más antiguas descubiertas en Palestina (en Masadá y Herodium) son del siglo I d.C. y son anteriores a la destrucción del templo de Jerusalén. Los vestigios literarios del siglo I (como las obras del filósofo Philio Judeo y del historiador Flavio Josefo, así como las del Nuevo Testamento) representan la consolidada sinagoga como una institución, pero su verdadero origen es incierto, a pesar de las numerosas teorías académicas. El templo de Jerusalén constituyó el centro del culto judío mientras se mantuvo en pie, pero la sinagoga tenía una función diferente, puesto que servía como lugar de encuentro local para el estudio y, probablemente, para la oración. Cuando el templo fue destruido, la sinagoga ocupó su lugar. Gran parte de la liturgia del judaísmo rabínico, como durante las horas de la oración estatutaria y el número de servicios celebrados en el Sabbath y otras festividades judías, se encuadraba en los rituales y ritmos del culto del extinto templo de Jerusalén. Desde época muy temprana, la sinagoga también sirvió como centro comunal e incluso como posada para los judíos viajeros.